Cuando dije que el caso de
Reimond Manco me daba pena, no me refería a él como persona. Tuve la
oportunidad de conocerlo y la verdad me cayó muy bien. Siempre que le pedí una
entrevista me la concedió, y eso habla bien de él. Considero que no soy nadie
para juzgar la forma de vivir de la gente. Cuando dije que el caso de Manco me
daba pena, me refería a su carrera profesional. Hablaba de la lástima que
siento cuando veo que desperdicia su talento. Quizá porque he visto a pocos
jugadores peruanos que sean igual de habilidosos o porque en algún momento
pensé que frente a mí tenía al próximo ídolo de Alianza Lima. Y creo que,
probablemente, el mismo Reimond piense lo mismo que yo.
No creo que luego de haber
tocado lo más alto y de haber sido titular de muchos diarios deportivos durante
varios meses, no le afecte negativamente el ver que a sus 23 años, su carrera
se encuentra en fase terminal. No creo
que luego de haber pasado por clubes en Holanda y Qatar, no le afecte terminar
sus minutos en Chimbote, sin menospreciar al Gálvez que confía en él y le está abriendo las puertas. No creo que
no le afecte que el equipo de sus amores,
Alianza Lima, del cual salió y del cual
siempre será hincha; no lo tome en cuenta para formar parte de su
plantel. No creo que no le afecte que la hinchada que un día coreó su nombre en
un estadio, ahora le dé la espalda y no lo quiera ver en la cancha. No creo que
no le afecte ver sus “ampays” en programas de espectáculos, en lugar de ver sus
goles los domingos por la noche. No creo que no le afecte que su nombre
aparezca más en la sección de chismes, que en la de Deportes. No creo que no le
afecte el hecho de verse involucrado en problemas de alcoholismo, cuando él
sabe que es el ejemplo a seguir de muchos niños.
Creo que mi opinión es la
misma que la de muchos peruanos, que vieron en ese “jotita” a una posibilidad
para soñar con el once ideal para, por fin, poder ir al Mundial. Es
imposible que a alguien que ama el
fútbol no le dé pena que deportistas tan talentosos, acaben sus días en lo más
oscuro del olvido. Porque la profesión de futbolista te da la oportunidad de
ser amado y aclamado por millones, pero también es cruel con quienes cometen
errores, con quienes desperdician su talento y con quienes manchan el nombre de
algún club con su mala conducta. Sería
mentir decir que no me da pena saber que la historia de Manco, es una de las
muchas que vamos a conocer, mientras que las cosas en el fútbol peruano no
cambien.
Árbol que crece torcido su tronco núnca endereza, en el caso de Manco ha tenido muchas oportunidades en el fútbol y no las supo aprovechar. Más pena me dá como algunos medios con el simple afán de vender, distorsionan en verdadero sentido de las palabras. Eso me da pena, al igual que la carrera de Manco y otros tantos como él.
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