viernes, 16 de mayo de 2014

Cada cuatro años

 “El fútbol es el amor más largo y descabellado de nuestra vida. Es la pasión desesperada por los opuestos: pertenencia y privación, multitud y soledad, devoción y rencor. Alejarse del fútbol es mutilar parte de nuestro corazón.” Y es que Jorge Eslava no pudo definirlo mejor, y claro ejemplo de esto, es que cada cuatro años, el mundo se paraliza para poder formar parte, admirar y vivir de alguna manera el evento más grande e importante. Ese que no distingue por género, edad, sector social o creencia religiosa. Efectivamente, el Mundial.

Un evento del que nadie se salva. Un evento del que nadie quiere salvarse. Todos queremos ser parte de él. Todos queremos vivir esta locura, formar parte de la multitud, vibrar con cada partido, sufrir con cada foul, reírnos con cada huacha, mordernos las uñas con cada penal, maldecir al árbitro y al equipo rival, comernos las pantallas y gritar un gol con todas las fuerzas de nuestro corazón. Aquí no hay diferencias, aquí no importa si nunca jugaste al fútbol, no importa si eres mujer, no importa si eres niño, no importa si eres ateo, no importa si eres pobre… aquí solo importa el fútbol; festejar, celebrar, bailar, llorar, sufrir, gritar… vivir.

Y es que para disfrutar del fútbol, para vivir una Copa del Mundo, no es necesario estar dentro del campo. Dichosos quienes tengan la oportunidad de viajar a Brasil y apreciar los partidos desde la misma cancha; pero dichosos también los que logren escaparse de sus jefes para ver los encuentros por la tele, los que consigan que sus mujeres no les hagan preguntas en pleno partido, los que tengan un profesor que entienda que en época de Mundial las clases pasan a un segundo plano, los que puedan explicarle a sus hijos lo que significa marcar un gol en el minuto 90, los que vayan a buscar a su novia y la besen celebrando un gol, los que encuentran la excusa perfecta para juntarse con los amigos, los que grabaron el partido y consiguieron que nadie les cuente el resultado, los que tienen a su país dentro de los 32 y los que no lo tienen también, los que acierten en la polla, los que celebren un triunfo como si fuera propio… dichosos todos los que tengan la oportunidad de, sea como sea, vivir este Mundial, porque para volver a vivirlo tendrán que esperar cuatro años más.




3 comentarios:

  1. Un consejo. Deberias poner la referencia del libro de Jorge Eslava de donde has sacado la cita, para los que sientan curiosidad puedan ir a la fuente original. Yo que lo he leido se que es de su "Bien jugado", pero seguro que hay varios lectores que no...

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  2. muy bien Joha esta excelnte... besos muchos exitos..

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  3. Hay experiencias muy ciertas ,pero hay mucha redundancia, en lo que no estoy deacuerdo es que el futbol no distingui clases y todo eso, yo no he visto a ningun niño pobre que juegue feliz el futbol o que tenga la facilidad de verlo en una tele.

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