martes, 16 de junio de 2015

Si me dieran a elegir una vez más, te elegiría sin pensarlo.

Sobre mi amor por Alianza Lima.


Corazón Alianza Lima


Para explicar lo que significa ser hincha de Alianza, tendrían que sacarme un electrocardiograma y ser expertos en el tema para que puedan entender lo que ese equipo mueve en mi corazón. Nací con la camiseta puesta, pero elegí no sacármela nunca. Soy hija de uno de los más grandes ídolos de Alianza de todos los tiempos, pero me atan al equipo razones más fuertes que esa. Voy a tratar de explicar por qué soy aliancista hasta el tuétano, aunque, como dice la canción: "este es un sentimiento que no tiene explicación", y es así. Voy a buscarle la lógica, esa parte razonable que debe existir en la toma de cualquier decisión. 

Soy hincha de Alianza porque es el único equipo que tiene tanta mística, que mueve tantos sentimientos adyacentes al fútbol en sí. Porque cuando voy a Matute estaciono mi auto y entro a mi casa. Porque pido mi torta de chocolate (la mejor del mundo) y disfruto de los 90 minutos del deporte y el equipo más lindos del mundo. Soy de Alianza porque mi color favorito siempre fue el azul... tal vez es por esto que es mi color favorito. Soy blanquiazul porque sufro hasta el final para ganar un partido, porque nunca abandono a mi equipo y porque lo quiero en las buenas y me enamoro más en las malas. Es como cualquier relación amorosa, con la diferencia de que con este equipo tengo la certeza de que voy a durar para siempre. A veces tenemos al mejor plantel y peleamos la punta, a veces no nos da para pelear ni media tabla. Muchas veces hacemos la difícil y pajareamos en las finales cantadas a nuestro favor. Pero así es el fútbol, y así es Alianza. Y yo soy hincha del fútbol, y soy hincha de Alianza... No necesariamente en ese mismo orden.

Cuando se pongan a pensar en que existe un equipo en el mundo que una vez al año usa durante todo un mes una camiseta distinta, de color morado, en honor a una tradición peruana, entenderán un poco por qué hago referencia a la mística. Podría hablarles de campeonatos ganados, de superioridad en clásicos, de ídolos que nos sobran y del típico juego habilidoso de mis jugadores; pero ser aliancista va mucho más allá. Cuando te emocionas hasta las lágrimas por un gol en el último minuto, cuando se te rompe el corazón porque crees que todo terminó y de repente lo volteamos, cuando perdemos partidos y el Comando no deja de alentar. 

Alianza Lima es una fiesta, es el equipo del pueblo y yo me considero parte de esto. Me gusta, me siento cómoda, lo disfruto. Quiero que cuando tenga hijos sean igual de hinchas que yo y llevarlos de la mano a La Victoria desde chiquitos. No me imagino que sea de otra forma. Así como se enseñan valores y buenas costumbres, en mi casa se va a enseñar a amar a Alianza, porque así lo aprendí yo y así soy feliz. No les puedo decir mucho más que esto; simplemente no existe posibilidad alguna de ser hincha de otro equipo, porque ninguno se le compara. A mí me enseñaron a seguir a los mejores, y el mejor es Alianza Lima.